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31 de diciembre de 2013

Locos por los pesebres

Tras los festejos de Navidad, alquilamos un auto con Hernán y emprendimos el mini tour por el sur de Italia, primero por la región de Basilicata y luego por Puglia.



Castelmezzano se encuentra en la ladera de una montaña, a unos 750 msnm. Es un pueblo pequeño, muy tranquilo, con la mayoría de sus calles no transitables por autos, y con múltiples escaleras que conectan las calles de distintos niveles, una suerte de atajos (bastante empinados). 

Castelmezzano
Castelmezzano al atardecer
Los dueños de Al Balcone delle Dolomiti (reservado vía Booking) fueron extremadamente hospitalarios con nosotros; nos esperaban con café y masas caseras, nos invitaron a su casa a tomar algo fresco a la tardecita, y hasta nos ofrecieron unos sandwichitos al día siguiente para comer en la ruta. Por supuesto, también nos recomendaron que visitemos el pesebre viviente del pueblo, que curiosamente era "il più bello d'Italia".

A la noche cenamos en Il becco della Civetta, gracias a las recomendaciones de nuestras guías. Teníamos el restaurante para nosotros solos, y la verdad fue una de las mejores cenas del tour. El mozo, muy atento, nos ayudó a elegir el vino apropiado para nuestros platos, y nos explicó con detalles cada uno de ellos.

Castelmezzano nocturno

Al día siguiente, en la plaza central del pueblo, estaba el fruttivendolo ambulante, así que compramos un poco de fruta para el camino. Delante nuestro la gente compraba la fruta de a kilos, y cuando al llegar nuestro turno pedimos 6 mandarinas, nos miró con perplejidad y dijo: SOLO SEI?? Acto seguido nos regaló las mismas diciendo "van por cuenta mía".
Fruttivendolo ambulante
"Solo sei?!?"
Tomamos la ruta hacia la autopista, y a los pocos kilómetros volvimos a trepar la montaña, esta vez para visitar Pietrapertosa. Ambas ciudades están unidas por un camino de montaña más corto, pero debido a las lluvias hubo muchos derrumbes, y el camino estaba cerrado por el momento. 

Pietrapertosa, según wikipedia, es un "pueblo enteramente asentado sobre la roca, aprovechando todos los recovecos y formaciones. Urbanísticamente está atravesado por una única calle principal que culmina a los pies del antiguo castillo saraceno, de época romana.".

Fortaleza sarracena
Ruinas saracenas, embebidas en la roca de la montaña
Compramos un poco de pizza para el almuerzo, y el chico nos regaló un par de masitas rellenas para "il dolce". ¡Estoy maravillada por la gentileza de la gente en estos lugares!

Bajamos a la autopista nuevamente, esta vez dirección a Matera. Nos costó bastante encontrar el alojamiento, pero tras varias volteretas llegamos. La casa era grande, amplia y luminosa, ¡con un jardín lleno de gatos! Esa noche recorrimos un poco la ciudad, y nos encontramos con Alessandro, un compañero de trabajo de Emanuele que nos mostraría un poco la ciudad. En realidad él no es de Matera, pero su novia Clementina sí. En la plaza central había muchísima gente haciendo cola. Adivinen para qué.... ¡para ver el pesebre viviente "più bello d'Italia"!! Este pesebre estaba recreado en los "sassi", así que la parte más pintoresca de los mismos estaba cerrada durante la noche a aquellos que no pagaban el ticket de ingreso. De cualquier manera recorrimos un poco con los chicos, y luego cenamos solos en una trattoria adentro de un sasso. 

Matera
Matera nocturna
Al día siguiente nos encontramos nuevamente con los chicos para hacer un recorrido a la luz del día. Y luego almorzamos una pizza increíble en Oi Mari, pizza Vesuvio, y como era enorme nos llevamos lo que sobró para comer en el camino (terminamos comiéndola un par de días más tarde, ¡aún estaba buenísima!). Fuimos con el auto hasta el belvedere, para ver a Matera desde el otro lado del río.
I sassi di Matera
Matera, desde el belvedere
Y ya que estábamos, pasamos por la Estación Terrena de Matera. Un cholulaje laboral que digamos.....

Tomamos nuevamente la ruta, camino a Alberobello. En la tierra de los "trulli" nos alojamos en el Hotel Airone, que resultó tener una relación calidad-precio muy buena. 
Aquí también reinaba la locura del pesebre viviente, que era, OBVIAMENTE, "il più bello d'Italia". Gente haciendo metros y metros de cola para comprar el ticket. De nuevo, tal como nos pasó en Matera, la zona más linda (y menos comercial) de los trulli estaba cerrada dado que habían montado allí el fucking pesebre. De modo que tuvimos que contentarnos esa noche con recorrer la zona más comercial de trulli, que aún así tiene su encanto (aunque las vidrieras estén colmadas de productos, muchos de ellos demasiado "plásticos" para mi gusto).
Cara e' trullo
Cara 'e trullo

Recreando el pasado
Viaje al pasado: La vida en un trullo
Pero quizás ustedes se pregunten, ¿qué corno son estos trulli? La historia de estos edificios tan particulares está ligada a un edicto que exigía un tributo por cada nuevo asentamiento. Los condes exigieron que se edificaran las casas a la piedra seca, sin utilizar mortero. Debiendo por lo tanto utilizar sólo piedras, los campesinos encontraron en la forma redonda con techo de cúpula autoportante, compuesto por círculos de piedra superpuestos, la configuración más simple y sólida. Los techos de abovedados de los trullos son embellecidos con pináculos decorativos, cuya forma está inspirada en elementos simbólicos, místicos y religiosos.

La mañana del lunes pudimos recorrer el barrio de trulli más tradicional, y nos metimos en el Museo del Territorio a ver qué había de interesante dentro. ¿A que no saben qué había? ¡PESEBRES!! Decenas de pesebres hechos por gente de la ciudad, expuestos para que la gente pueda votar y así elegir los mejores. Debo reconocer que algunos eran bastante artísticos, otros con mecanismos que le daban vida al pesebre, y otros eran directamente espantosos. 

Me tocó manejar de Alberobello a Lecce, pasando por Locorotondo. ¡Qué stress! Estos italianos manejan de una manera bastante "agresiva", se te meten por todos lados, te encierran, un horror. No estoy acostumbrada a este estilo de manejo. 

Una vez llegados a Lecce, nos recibió un empleado NADA CORDIAL en el hotel Barocco Palace. De entrada nos quiso cobrar un poco más, y era de modales bastante toscos. La habitación era super amplia, teníamos baño para nosotros solos, y la ubicación era insuperable: a metros de la estación de tren, y a un par de cuadras de la calle prioncipal de Lecce. Golazo. Pero la peor parte sería a la mañana, casi nos morimos de tristeza con el café que preparó el amigo recepcionista. Era la cosa menos parecida a café que he probado en mi vida, tristísimo. 

La ciudad es muy bella, las calles no son ni de asfalto ni de adoquines, son de piedras blancas, lo cual le da una atmósfera bastante particular. El barrocco de Lecce es muy particular, con varias iglesias y edificios recargados de esculturas, en algunos casos bastante fantasiosas. 

P1040960
Santa Croce
Por supuesto, no podía faltar la muestra de pesebres....
Loco por los pesebres
Loco por los (mini) pesebres
El martes 31 al mediodía nos montamos en un tren a Caserta, dispuestos a recibir el año nuevo con Marina y su familia. ¡Se viene otra panzada de comida!

Les dejo el set de fotos completo del tour:

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