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8 de diciembre de 2012

Camino a Uvita

Dia 6 - De Jacó a Uvita

Hoy desayunamos en el porch de nuestra habitación, y 7:30 nos buscó un auto para llevarnos hasta el centro de Montezuma. Dejamos las mochilas en la oficina de la empresa que hace el cruce a Jacó, y recorrimos un poquito el lugar, hasta sentarnos a hacer un complemento de desayuno en un bar infestado de blue jays bastante hambrientos y atrevidos, que no podían esperar a que los clientes se levantasen de las mesas para acercarse a robar sobres de azúcar y comerse la mantequilla de los platitos.

Puntual zarpó el bote desde la playita, y en apenas una hora ya estábamos desembarcando en Herradura, una playa llena de familias Ticas muy cerquita de Jacó, con muchos niños chapoteando en el agua.


En otro bote como este cruzamos nosotros.




 Un minibus nos llevó desde Playa Herradura hasta el centro de Jacó, más precisamente al local de Alamo, donde retiramos un carro, esta vez categoría Economy (y sí muchachos, no siempre se puede tanto lujo). Salimos enseguida a la carretera, y hacia el sur nomás. De camino vimos a una pareja de guacamayos volando por sobre el camino, de hermoso color rojo. Manejar por estos caminos puede ser peligrosos con tanta distracción natural. Mientras Hernán maneja yo hago videoclips con los temas de la radio, o voy leyendo en la guía qué hay por los lugares que vamos pasando. Por ejemplo, nos enteramos que Quepos es una ciudad rodeada de plantaciones de palma aceitera; y que antes de Dominical hay una reserva que parece interesante: Hacienda Barú. Paramos para ver qué se puede hacer allí, y nos llevamos la propuesta de hacer avistamiento de aves con un guía. Interesante.

Entramos en Matapalo buscando un lugar para almorzar, y terminamos en la pulpería Los locos del mar. Básicamente era un bar/restaurant abierto (casi todos son así aquí,¡ es que nunca hace frío!), con una barra donde algunos tomaban cerveza y veían fútbol italiano en la TV, y otros bailaban merengue bien pegadito y sabroso. Hernán se pidió un casado con pollo, y yo un arroz con camarones, todo muy rico.

Casado con pollo

En Uvita dimos un par de vueltas hasta encontrar el hostel Cascada Verde. Habíamos leído en la guía que era un lugar de habitaciones básicas, con un espacio para meditación y yoga, pero no nos esperamos algo tan distinto a lo que estamos acostumbrados. La verdad que nos pareció un lugar fantástico, con una terraza abierta que mira hacia un jardín lleno de plantas y flores, con una pequeña lagunita en el centro. El área de cocina y mesas también es abierta, y la primer noche compartimos una cena con los dueños y el resto de los pasajeros, en una mesa iluminada con velas. ¡Beautiful!

Hostel Cascada Verde

Mañana tenemos pensado ir al Parque Nacional Marino Ballena, a observar los animalitos de la zona, y a snorkelear un poco más.

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