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6 de diciembre de 2012

Rent-a-car

Día 4 - Reserva Cabo Blanco, Cabuya y Montezuma

Decidimos visitar la Reserva Cabo Blanco, en la pura punta de la península de Nicoya, para lo cual la mejor opción es contar con movilidad propia, dado que está alejada de Mal País, y no hay un servicio de transporte frecuente. No había carros pequeños, de modo que tuvimos que renta una Rav4, nada de andar con chiquitas nosotros, no no.


De camino a la reserva, además de pasar por zonas espantosas del camino (ay las piedras) que requerían la doble, pasamos por la entrada a la casa de Mel Gibson.

FREEDOM!!!

En la entrada a la reserva nos cobraron como si fuéramos Ticos, gracias a que Carlos venía con nosotros y tenía conocidos en común con la guardaparque. Durante el recorrido, elegimos el corto por las actividades restantes del día, vimos muchas especies de plantas y árboles locales, como por ejemplo el Guanacaste, o "árbol que oye" debido a la forma de oreja de su fruto. Además, el Guanacaste es el árbol nacional de Costa Rica. También vimos varias arañas bonitas pero atemorizantes, y un agoutí.


Al salir de la reserva nos encontramos con un pizote, buscando comida entre la hojarasca. Nos explicó un guardaparque que éste era un pizote solo, un macho que abandona a su grupo, pero que han visto pasar por el puesto una manada de hasta 60 ejemplares.


De la reserva fuimos a almorzar a un lugar muy bonito en Cabuya, y de ahí al lugar de los pescadores, justo frente a la Isla Cabuya, a la cual se puede acceder a pie cuando baja la marea. Sin buscarlos, vimos en un árbol un mono cariblanco, comiendo frutos. Y apareció otro, y otro, y madres con sus monitos a cuestas. Nos entretuvimos un rato viéndolos saltar de rama en rama, ofreciendo un banano ya pasado que devoraron entre varios, mientras otros atacaban un coco que encontraron abierto. Muy graciosos los monos, no tienen desperdicio.


Seguimos camino hasta Montezuma, donde caminamos un trecho por el río hasta llegar a la primer cascada. Nos dimos un baño refrscante, sesión de fotos, y vuelta al auto, sin olvidarnos de la patinada que me pegué en las piedras, hasta quedar con ambos pies (y zapatillas) sumergidos bajo el agua del río.

Antes de volver, paramos en Las Manchas, a intentar un poco de snorkeling mientras teníamos luz. La que les escribe renegó muuuucho con la máscara y el snorkel, y sólo vió un pez marrón bastante aburrido, pero obviamente los otros dos aquaman vieron varios animalejos submarinos.

"Uy, estoy re contenta de ir a tragar agua salada..."

Regresamos a Mal País, a comprar un par de pizzas y cerveza para ir a cenar a Playa Hermosa, un poco más al norte que Santa Teresa. Pensábamos hacer una fogata, pero cuando llegamos al lugar un grupo de gringos tenían andando una de dimensiones hollywoodenses. Imaginen que estabamos a 20 metros y sentíamos el calor del fuego. ¡Bueeeena yonies!

Todavía no sabemos cuáles son los planes para mañana; puede que partamos para San José y de ahí visitemos algún volcán, el Tortuguero y la costa caribeña, o que nos quedemos un día más aquí. Mañana veremos.

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