Día 2 - Santa Teresa
Por la noche, en casa de Romi, cocinamos un jurel que Carlos pescó
en la orilla, tirando la línea con sus propias manos.
Lo adobamos con un
condimento a base de sal marina y diversas mostazas, acompañado de
papitas con cáscara fritas. Como entrada calentamos una pasta de
frijoles que ya viene preparada, de picantor medio, y en ella sumergimos
una especie de nachos. Fue una panzada de gordos junto al mar, regada
de fernet con coca en una recor. ¿Somos o no somos cordobeses, ah?
Y para cerrar la jornada, un clásico de la noche en la costa: la
fogata en la playa. Llevamos música, fernet en la recor (que yo me
encargué de patear mientras juntaba troncos... menos mal que quedaba
menos de la mitad), y lonitas. Al rato de arrancar con la fogata se acercó un chico con dos amigas, preguntando si podían sumarse a la ronda, de modo que ya éramos un grupete más grande. Tras intercambiar algunas palabras, cada uno se quedó absorto en el fuego, en el ruido del mar, y en el cielo. El cielo en esta zona es una cosa de
locos, repleto de estrellas, muy nítido, y con muchas estrellas fugaces.
Estuvimos horas ahí tirados, escuchando reggae, mirando el cielo,
descansando, dormitando, charlando, pensando, con el rugir del mar de
fondo. Bellísimo.
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