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4 de diciembre de 2012

Pura Vida

Día 2 - Mal País

Arrancamos la mañana con un buen desayuno Tico: el famoso Gallo Pinto. Consiste en arroz y frijoles, y se prepara mezclando el arroz con los frijoles negros o rojos (de ahí su nombre gallo pinto), se añade más cantidad de arroz que de frijol rojo y se fríe hasta quedar tostado. Puede ordenarse con huevos fritos o revueltos, con jamón o tocineta, y también con queso Tico frito, el cual se hace a la plancha.

 Gallo Pinto con huevos revueltos y jamón

 Con queso frito

  
Si no te va el Gallo Pinto, un Americano viene muy bien.

En Ritmo Tropical, el hotel donde estamos, se alojan también muchos garrobos. Se la pasan tomando sol en el techo del restaurante del hotel, y se puede escuchar como caminan y se arrastran, sobre todo por las canaletas llenas de hojas secas.


Presenciamos algunos encuentros tensos entre dos machos que se andan disputando el territorio, y por supuesto, las hembras que ahí viven. Algo muy gracioso que hacen es una especie de headbanging: miran hacia arriba, como si saludasen al rey sol, y luego sacuden la cabeza arriba y abajo. Deben ser reptiles metaleros estos.

Todo es super relajado aquí: la gente, los horarios, las actividades. Nos saludamos todos con todos, varias veces al día y siempre con una sonrisa, ya sea en español, en Tico, o en inglés: Hola, Buenas, Hi, Hello. Hey.
 Y todo es Pura Vida:
                                                    - ¡Buen día! ¿Cómo está usted?
                                                    - Pues aquí ando, ¡Pura Vida!


Pura vida viene a ser como un Hakuna Matata, pero de Costa Rica. Es una oda a ser feliz cada día, porque cada día es pura vida. Y la verdad, debo decir que se los ve muy tranquilos a todos.


Las playas del sur de la Península de Nicoya son bellísimas. El agua es riquísima, y la temperatura es siempre ideal, de mañana o de noche. Las playas son anchas y con arena finita, con algunas zonas pedregosas.

Cuando termina la arena no hay una costanera con autos, negocios y gente, sino que comienza un bosquecito tropical con mucha sombra, henchido de palmeras, palos de coco, almendros, enredaderas, algún que otro helecho, y mucha fauna.


Hemos visto muchas ardillas armando sus nidos, cortando ramas con hojas por encima de nuestras cabezas. Los pelícanos, garzas, y otras aves más se hacen la fiesta cerca de la orilla cuando se acerca algún cardúmen. Se las ve sobrevolando el área y cayendo en picada para pescar un rico almuerzo, entremedio de los aprendices de surfers, que reniegan con las olas y "espumitas" cerca de la orilla.


Las playas están prácticamente vacías, caminando unos 300-400 metros por la costa uno puede encontrarse solo en la playa. Algún que otro humano puede pasar caminando. No hay gente con música estridente, no hay más reposeras que las que alguno pueda llevar consigo. No hay vendedores ambulantes, sólo algunos hippies en la entrada a Playa Carmen, todos paz y amor. Y un colombiano frulero que vende los pareos super caros, no se los compren por favor.

La calle principal que une Mal País con Santa Teresa y Playa Hermosa es de tierra y piedra, o sea una constante polvareda en época seca. El alto tránsito de 4x4, quadriciclos (o "quadras"), camiones y motos, hace que mucha gente circule con un pañuelo o barbijo para evitar masticar polvo mientras circula. Hay mucha gente que usa la bici (o "banana") como principal medio de transporte. De hecho, acá me dice Hernán que, según la guía, en Costa Rica hay 1 auto cada 100 habitantes.

El principal atractivo de este lugar no es sólo la playa y el mar, sino lo que se puede hacer con ellos: surfear. Está infestado de surfers, Ticos y del resto del mundo, sobre todo "gringos". Hay Surf Camps que ofrecen paquetes all inclusive con estadía en cabinas privadas o compartidas, incluyendo comidas y lecciones de surf, y hasta la renta de la tabla. Así que aquí los horarios son los del sol (sobre todo la hora del "sunset") y de las mareas, lo demás la verdad que no importa.


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