Páginas

3 de diciembre de 2012

Camino a la Península de Nicoya



Apenas llegados a la terminal de San Carlos, charlamos un rato largo con el hombre de la oficina de turismo. La onda relajada de los Ticos se empieza a sentir. Nos entretuvimos bastante las 3 horas que faltaban hasta que saliera nuestro bus, con la cantidad de brochures que nos facilitó el de turismo. 


Tras almorzar un casado (típico plato Tico) en la terminal de San Carlos, tomamos el bus que nos llevó de San José a Mal País. Por suerte no somos muy altos, porque habia poco espacio para acomodar nuestras piernas; preguntenle si no al flaco-pinta-de-europeo que nos clavó las rodillas en los riñones todo el viaje....

Una vez en la ruta, todo se va volviendo más y más verde, hay plantas por donde se mire, de tamaños y hojas enormes. La humedad se siente desde que salimos del aeropuerto, pero a medida que avanzamos se puede hasta tocar. Un primer tramo del bus es por la Interamericana, hasta llegar a Puntarenas, donde nos subimos a un ferry que cruza el Estrecho de Nicoya y nos deja en Paquera.





Vimos el atardecer desde el ferry, y a medida que llegaba la noche, también llegaba la fiesta al barco. Cuando fui al bar a buscar una Imperial, me encontré con una chica haciendo karaoke de un tema de Marcela Morelo, mientras los bartenders agitaban con palmas. Al ratito nomás, sonaba “La ventanita del amor” y los gringos intentaban hacer unos pasitos de salsa-merengue-bachata-quisio.


Abajo del ferry, arriba del bus nuevamente. A esta altura eran alredededor de las 19, y estábamos podridos de tener las posaderas aplastadas contra un asiento. Llevábamos unas 17 horas en tránsito, no veíamos la hora de poder poner los pies en la playa.

Finalmente llegamos a Mal País, el bus nos dejó a 200 metros de la playa, podíamos escuchar el rugido de las olas, y había “olor a mar” en el aire. Nos arrastramos hasta Ritmo Tropical, el hotel donde nos alojaríamos, y donde trabaja nuestra amiga Romina. Apenas entramos nos vimos e hicimos una corrida en cámara lenta al mejor estilo reencuentro de película. ¡Qué lindo poder abrazar a un amigo que uno extraña! La Pura Vida junto al Pacífico acababa de comenzar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario