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9 de mayo de 2012

Cinque terre: belleza total

Día 10 - 19hs

Llegamos a Corniglia, tras unos pocos minutos de tren desde la Spezia. Los cinco pueblitos (Riomaggiore, Manarola, Corniglia, Vernazza y Monterosso) están unidos por una línea ferroviaria hecha allá por el siglo 19, gran parte del recorrido es por túneles, y el tren asoma la nariz en las estaciones, pegaditas al mar. Todo bello. Sigo sorprendida de la calidad del servicio de trenes, puntuales, si hay demora avisan, y logran conectar lugares ágilmente, hay muchas combinaciones posibles.

Los pueblitos son chiquitos, entre 600 y 1800 habitantes, y Corniglia tiene tan sólo 600. Son bellos, con una vista al mar divina. ¡Cómo me gusta el sonido del mar! En 1997 Cinque Terre fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con lo cual se protegió aún más el lugar. Existen unos senderos que conectan no sólo los 5 pueblos, sino también pueblitos cercanos, que se encuentran más arriba en las colinas. Senderos azules son más planos y fáciles, y van por la costa; los rojos son más empinados y difíciles.


Merencenamos en "La Gata Flora", pizzeria y focaccieria de un argentino que hace 25 años que vive en Corniglia. ¡Riquísimo!


Mañana arrancamos desde Corniglia, y quién sabe por dónde andaremos. La idea es pasar por los 5 pueblitos, aprovechando que con el pase para usar los senderos (€10 per un giorno) hay free pass del tren en este trayecto.

Día 11 - 23:40hs

Preparados, listos, ¡a caminar!. Nos vemos obligados a tomar unos senderos rojos para llegar a Monterosso, ya que debido a unos desmoronamientos que hubo a fines de Octubre de 2011, los senderos azules que salen de Corniglia están cerrados hasta que terminen de reacondicionarlos. Si en Roma fue caminar hasta morir, esto fue trekkinear hasta reventar.

Vernazza

Subimos un sendero bastante empinado, por 1 1/2 hora, hasta llegar a una iglesia, en el poblado Di Reggio. De ahí, otro sendero rosso hasta un ex-convento, Soviore, arriba de Monterosso, lo cual llevó otra hora más. 
Descanso en medio de la montaña.

Almorzamos allí, y luego descendimos hasta Monterosso, donde descansamos un poco en la playita pública que tiene.


Como aún teníamos hambre de trepada, emprendimos el tramo que sube unos 300 metros desde donde estábamos hasta San Antonio, un promontorio desde el cual se puede ver las cinco ciudades de Cinque Terre. Nos tomó casi una hora de escalinatas con peldaños altos, el rimo cardíaco subió bastante, pero como nos dijeron unos yankis al inicio, "you'll be rewarded".


Una vez abajo, un piccolo gelatto, y un tren hasta Riomaggiore, para conocer la vista desde el puertito, y cenar spaghetti ai frutti di mare, con vino bianco della casa.


Una giornata bellissima! Cinque Terre y sus alrededores es otro candidato para venir a vivir, con vista al mar, una huertita, y algunos gatos lindos para mimar. Bueno, algún perro también. ¡Ah! Y jardín y balcón lleno de flores.



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